sábado, 7 de julio de 2012

DIARIO GOREME

DÍA 1
Con la misma formación que en Estambul arrancamos...el Mato, la Broca, Matiolo y yo, la región de la capadocia era el destino, Goreme la ciudad elegida, después de una noche entera en la camioneta llegamos a ese pueblito cavado en las rocas, el paisaje era muy particular, sabia lo que iba a ver pero como viene pasando siempre cuando llegue me vi totalmente sorprendido. Llegamos al hostel nos reencontramos con el Bato que había llegado un día antes, ahí festejaba su cumpleaños.
El hostel como la gran mayoría de las construcciones estaba cavado en la roca, el cuarto era húmedo y fresco, había una escalera que te depositaba en una terraza con vista increíble, era un cuadro, esas fotos con las que pueden venderte un lugar, ahí pasamos la tarde entera, a guitarra mate y tambores.
Al caer la noche fui a come algo para festejar el cumpleaños del Bato y la Tota.

DÍA 2
El día anterior los pibes habian alquilado motos y nos recomendaron altamente el recorrido, varias ciudades y paisajes...no podiamos perdernoslo, ahi fuimos, arrancamos a eso de las 12 de mediodia el cielo despejado, el sol te comia...empezamos a recorrer y a 20 km hicimos la primera parada, un descampado en el que habia una pieza de bloques llamo nuestra atencion, aunque el paisaje circundante era lo importante ese le daba un toque raro.


Seguimos y ya con hambre frenamos en un pueblito todavia mas chico que Goreme, comimos unos sandwiches con pepsi, en esas sentimos una percusión y gritos extraños, ahí empezaron a pasar por delante nuestro un grupo de hombres, ni una sola mujer, a uno de ellos el principal creo yo, lo llevaban entre 2 agarrados del brazo...sería una despedida de soltero?
Ya con la panza llena seguimos hacia Avanos este era el primero de un recorrido sugerido para motos, de camino, de un momento a otro el cielo se puso gris y se largo a llover...pasamos por un cementerio en la cima de una montaña y seguimos hasta que la lluvia nos detuvo, achicamos en una estación en la que un turco nos recibió muy bien, aunque el no entendimiento era mutuo, estuvimos un rato en el market que lo único que tenia era un salero y un cuchillo arriba de la única mesa...igual nos quedamos, la lluvia era mas fuerte.

Al ver que no tenia pinta de parar lentamente se empezó a pinchar la jugada, optamos por volver hasta Avanos a tomar algo caliente, terminamos en una cafetería, en un terraza con vistas a un curso de agua que atravesaba la ciudad tomando te turco y fumando narguila de banana...la lluvia seguía sin parar y se nos termino el te y la pipa, arrancamos la vuelta a Goreme.
Esos 30 km fueron crudos, gran mojadura, las manos me quedaron congeladas...lo peor de todo fue que a escasos 5 km de llegar el cielo empezó a abrir, ya no había vuelta atrás, fuimos al hostel a por un cambio de ropa y salimos de nuevo hacia la cima de una montaña a ver un atardecer inolvidable.

DÍA 3
Mucho nos quedó por recorrer, la moto se frustro, esta vez optamos por un auto, de esta forma la lluvia no importaba. Arrancamos mas temprano que el día anterior el primer destino fue Nevsehir, estuvimos de pasada nomas, seguimos hacia la que se supone era la ciudad enterrada mas grande de la vuelta...

"UNDERGROUND CITY 
LO IMAGINARIO
Abrí los ojos. Me sentía un poco mareado pero de todas formas logré incorporarme. Una profunda oscuridad me envolvía y me costaba respirar. Con la vista un tanto nublada pude ver una llamarada de luz que llamó mi atención y, por un instante, me sacó del tupido negro paisaje que me cegaba. Respiré profundo un par de veces, como para lograr encontrar la concentración y calcular mis próximos movimientos. A mi derecha, una tenue luz, al final de un pasillo. Hacia allí me dirigí. 
La humedad del lugar no me dejaba respirar correctamente y una extraña presión en mi cabeza conspiraba contra la estabilidad. Recuerdo el leve mareo que junto con la agitación que sentía hacían que mis pensamientos no fueran del todo claros.Ayudándome con las manos, midiendo la distancia entre pared y pared, logré alcanzar la primer luz.
La piedra rugosa, desgastada, un tanto mojada, me hizo acuerdo de lo seca que estaba mi garganta. Que extraño lugar. Continué hasta que el silencio inadvertidamente se interrumpió. Una sombra se acercaba lentamente, tambaleante. Me escondí en la oscuridad. Un hombre de extraña apariencia pasó a mi lado, casi que arrastrándose, como si le pesara la vida en la espalda. No logró verme. Algo dentro de mi me hizo sentir hostilidad y ese fue el motivo de mi espera en lo invisible de la oscuridad. Esperé en completo silencio. Balbuceando, en un idioma que no logré entender, con escasa y sucia vestimenta, el hombre finalmente se alejó hasta perderse en lo negro. Continué.Nuevos ruidos nacieron unos metros más adelante callando al sepulcral silencio que reinaba de a ratos. Esta vez no eran humanos. Seguí avanzando cautelosamente para, a los pocos segundos, encontrarme con algo que no esperaba para nada. Una sala enorme, iluminada con antorchas de fuego, llena de vacas y caballos, que impedían el paso. Tuve que retroceder, esperando no cruzarme nuevamente con aquél hombre. ¿Qué clase de lugar era ese? ¿Por qué motivos esos animales estaban allí? ¿y yo? La única certeza que tenía hasta el momento era que sin duda me encontraba en una época anterior a la que creía. El hombre mal vestido me lo dijo. 
Volví por donde había llegado, aunque no tenía opción, me había parecido ver una abertura que quizás me sacara de ese lugar. La respiración era cada vez más forzada. Decidí resguardarme por un instante en un pequeño hueco que ensanchaba levemente el camino. Cerré los ojos... inhalé y exhalé... los nervios se calmaron por un momento y recuperé el pulso. Un golpe abrupto, contra el suelo, muy cerca, hizo que mis ojos se abrieran más que nunca. Pero veían tan poco. Inmóvil contemplé dos figuras que pasaron. Armadas de antorchas pero ciegas de mi, casi que lograron sentir mi respiración, agitada, desesperada. Claramente buscaban algo, con prisa, para mi fortuna no se detuvieron. Finalmente logré dar con la abertura que por algún motivo recordaba. Ya no importaba pensar demasiado, solo quería salir de ese lugar. 
Tomé algunas decisiones hasta desembocar en un camino muy estrecho. Las paredes, cavadas a mano, irregulares; el techo, muy bajo por momentos, hacía que tuviera que agacharme para poder pasar. El que lograra salir de ese lugar dependía tanto del azar como azarosa era esa tenebrosa construcción. Una luz que variaba de intensidad me atrajo arrojándome en un muy oxidado puente que crucé con mucho cuidado. Para mi sorpresa, fui descubierto por unas personas que justo pasaban por ahí. Sin entender lo que intentaron decirme les contesté con ruidos abstractos, como fingiendo estar dialogando con éxito. Me miraron desconcertados pero logré distender la situación con algunas risas. Era evidente que no se trataban del mismo tipo de gente con la que ya me había cruzado. Aceleré la marcha y me perdí rápidamente.
Comprendí finalmente que estaba en medio de una civilización que por algún motivo se encontraba bajo tierra. Comprendí que era ajeno, que si era bienvenido o no, dependía de quién me encontrase.
Una empinada escalera entre dos paredes, a un metro, como mucho, de distancia entre ellas, era mi situación. Ahora la luz era un poco más fuerte y constante, me permitió apreciar con mayor detenimiento las texturas que se me venían encima al punto de ahogarme. La piedra filosa como una cuchilla recién afilada hacía más estrecho aún el camino. La humedad le dio vida al musgo que aparecía de a ratos y me hacía desear el agua con fervor. En determinadas ocasiones tuve que pasar de costado, midiendo el techo con las manos, deseando constantemente un lugar más cálido. Las escaleras eran interminables y al lugar donde me llevarían incierto. Algo me decía que estaba demasiados metros bajo la tierra y por un momento, logré ponerme en los pies de una hormiga, sentir como ella y desesperarme tanto como si alguien quisiera aplastarme con el dedo.
“SURGU KAPI” decía un letrero que me detuvo. Una enorme roca abría el paso. Intenté moverla asegurándome que tras cruzarla no hubieran imprevistos. Imposible. Continué. No podía evitar sentir que estaba cruzando un límite que no debía pero hice oídos sordos y continué bajando. El camino se hacía cada vez más estrecho al tiempo que las paredes se volvían irregulares. Me daba la impresión de que alguien había querido ensanchar el camino pero luego de un arduo trabajo desistió.
Muchas voces comenzaron a prenderse a medida que avanzaba por el oscuro pasillo. Cambié el miedo por la curiosidad, había llegado muy lejos como para volver. Miré hacia atrás, anhelando todo lo que tenía antes de abrir los ojos. Volví hacia adelante. Las voces cada vez más fuertes, inentendibles, golpeaban mi cabeza y me atraían hacia ellas como si tuvieran algún tipo de poder sobrenatural sobre mi. Una cerrada curva no me permitía ver más allá de la luz. Asomé mi cabeza y logré ver una multitud de siluetas en comunión. Entre ansiedad e inconsciencia un leve resbalón me hizo bajar más escalones de los que hubiera querido y fue detonante de un cambio drástico en lo que acontecía. Un angosto y corto pasillo, a los pies de la escalera que había llegado a su fin, era todo lo que ahora se interponía entre el extraño ritual de fuego y pieles y yo. Uno de los hombres, alterado por mi torpeza, giró sobre sí y me clavó los ojos. Yo cerré los míos.   
LO REAL   

LO REAL E IMAGINARIO
Un mundo real que se presta para imaginar. Un mundo imaginario que es real."  
                                                                                                                                           Matiolo


De ahí seguimos recorriendo lugares de los que no recuerdo el nombre...que las fotos hablen por mi...











Pablito


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