Ciudad pintoresca, no nos llevo mucho
conocerla, al menos dar cuenta como venia la mano.
Laberíntica, de calles angostas por
momentos sin salida. Lo que mas me atrajo fue la ausencia de
vehículos, no autos, ni motos, alguna bici que otra que no llegaban
a molestar. La opciones para no caminar son los taxis, el vaporeto o
tu propio barco...las góndolas para los mas cholulos.
Nosotros hospedados en el continente
llegábamos por medio de un bondi que nos dejaba en la entrada, de
ahí a caminar...ña primer noche se nos fue la hora y tuvimos que
volver caminando, el puente fue eterno, las señales de transito y la
compania de Sonja lo hicieron bastante mas ameno, hasta divertido.
Ese primer día fue de intercambio, primero sentados en una plaza
empezamos a hablar con una pareja de Estados Unidos que estaban
festejando el cumpleaños numero 60 de la mujer y fueron a
Italia...muy jóvenes, pasamos largo rato charlando y hasta
compartimos unos tragos, después de eso seguimos paseando y nos
cruzamos con Sonja una alemana, muy linda vale aclarar, que nos
acompaño el resto de la noche.
La ciudad era una obra en si misma, no
se destacaban elementos individuales, el todo era lo bello..
De esas cosas que crees que no te van a
pasar...fuimos a la bienal de arquitectura, recorrimos los pabellones
de los distintos países hasta llegar al de Holanda, ahí vi un
pelado en la puerta que me pareció de cara conocida, ahí pregunto a
la broca y la vito quien era, nos pusimos a deliberar hasta que
llegamos a que era Rem Koolhaas, uno de los arquitectos y teóricos
estrella desde hace años hasta hoy...no podíamos quedarnos sin
decirle nada, me acerque y le pregunte en ingles “¿vos sos Rem
Koolhaas no? Me dijo que si, le pregunte si nos podíamos sacar una
foto con el a lo que respondió que nos la sacáramos con su mujer
que era la que había proyectado el pabellón...un caballero, igual
era con el...ahí salimos los cinco!
Pablito
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