“...una ciudad para quedarse más
tiempo...” o algo muy similar nos dijo Primavera, nueva amiga de
Moscú. Seguramente no fue un vaticinio de mi experiencia pero en el
fondo el rango del comentario era amplio. Es que quizás cualquier
cosa que pueda suceder en San Petersburgo hace digna la extensión de
la estadía.
Recuerdo San Petersburgo, recuerdo
“Cuba Hostel”. Así se llamaba el lugar donde nos estábamos
hospedando. Previa de la primera noche más despierta, y gente por
conocer que entre trago y trago nos regalaron el lugar entero. Ronda
de vodka, luego otra, y otra. Eramos muy bienvenidos.
Noche de grupo en donde cada uno tejió
lentamente su propia historia. Luego de entrada la mañana, volaban
aventuras por los aires entre lenguas que resbalaban sin parar
pisándose constantemente entre sí.
Calles que se curvan y saltan algunos
de los canales, enormes construcciones, rústicas por reglamento,
rotas y funcionales. Un gran portón trancado, fácil de abrir,
conducía a lo largo de un oscuro corredor al gran patio interior,
abandonado. Diversas viviendas a distintas alturas se organizaban
rodeándolo y cubriendo al sol formaban un lugar al que solo se entra
de la mano.
Ladrillos que faltaban, pintura saltada
de a ratos y algunas de las puertas abiertas.
En el lugar más escondido, una
escalera que apenas se sostenía invitaba a subir y ofrecía, en su
punto más alto, muestras de arte y fotografía de artistas
contemporáneos. Quizás mi error hubiera sido colocar un letrero en
la puerta principal notificando la existente exposición quitándole
así toda su magia.
Barrios en donde no se acepta
publicidad alguna o cualquier tipo de contaminación visual.
Supermercados gritan su identidad mostrando las góndolas desde la
ventana y eso es todo.
La costumbre del cigarro, obligatoria.
Es que son tan baratos que es casi ofensa no compartir con quién
pide. Algún parque amueblado y la noche que vuelve a despertar.
Interminables charlas y ella que me conocía muy bien, pues quería
que pintara en la pared de su hostel.
Matiolo
:)
ResponderEliminar