sábado, 1 de marzo de 2014

ALVITO

A los pies de la montaña el mundo se hace más pequeño. Los límites pueden tocarse y se pierde la sensación de infinito. Es verano. El paisaje y la cultura se vuelven el principal motivo de la reñida “competencia” entre los distintos pueblos de Val Comino. Una casa incrustada en roca, a mitad de un camino casi que vertical, me ofreció serenidad y los más codiciados placeres de una vida tranquila. El abandono de las piedras y las viejas historias que ellas tienen para contar, en manos del más recio de los italianos, provocan a la imaginación.
Aquí el tiempo vuela muy lento. 










Matiolo