A mas de un mes de haber vivido Berlín
los recuerdos se mezclan, como en toda ciudad grande el tiempo quedo
corto, a diferencia de otras se puede decir que vivimos un rato
ahí...la cabecita va cambiando, los modos de recorrer van mutando,
creo que hacia el lado del disfrute, la energía se canaliza
diferente ya no salimos a correr todos los días.
El mate volvió en Berlín, dimos con
un super que vendía productos de nuestros lares y ahí estaban,
reposando en la góndola una gran cantidad de yerbas, el amarillo
resaltaba, nos llevamos mucha canarias...
Berlín tiene su personalidad...la
historia sin duda es determinante, hace a los modos de la ciudad y su
gente...los vestigios del muro, el memorial del holocausto judío, el
checkpoint charlie, todos estos elementos le dan vida turística.
Aunque en la gente no es tan notorio en
la ciudad se identifican las dos Berlín, las construcciones hablan
mucho, las transiciones de una a la otra si bien son fluidas te das
cuenta lo que esta pasando...que difícil ponerse en esa época,
estar en uno de los lados, imaginar que había del otro...intriga,
aislamiento, represión.
Dualidad rotura-orden, se ve en
todo...me sorprendió el transporte público, tiene un sistema que en
ningún momento hay un control, mas de un estrangero debe viajar sin
pagar, no fue mi caso...los locales pagan todos seguro. La rotura se
ve en todos los muros, grafittis, gente...caminando sin rumbo
cruzamos un puente a la derecha apareció una escalera y la bajamos,
estábamos en suicide circus, una zona al lado del rio llena de
galpones abandonados, todo pintado, casi en ruinas, ahora colonizado
por bares y clubes...en ese lugar pasaba de todo.
Al lugar que mas fuimos y hoy desde tan
lejos el que mas recuerdo, tal vez por su cercanía a tantos puntos
turísticos fue lo que me hacia volver, pero fui casi todas las
tardes, no tenia desperdicio, te sacaba de la ciudad y te metía en
una naturaleza rustica, se vivía en estado puro...Tiergarten.
Pablito
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