Atlantis, el conejo y los pétalos
Al compás de las hojas se eleva la
postal ondulante,
y el espacio se funde bajo el gran ojo
amarillo.
El sabio rugoso es flexible y fuerte,
y el camino duro que se curva al futuro
de quién ríe.
Anochece el agua entrada la tarde
soleada,
y vibra a causa del conejo y la rama
que flota.
La estática y los dientes se hacen
visibles,
y el verde cielo encadenado al piso.
La noche abre la ventana para tirarse,
y nace la expresión que distrae al
tupido brillante.
El sol se queda sol,
y el conejo se recuerda.
Matiolo
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