miércoles, 1 de agosto de 2012

PRACTICANDO

El viaje cambió completamente su dinámica. No hace falta más tiempo de camioneta para notar que las preocupaciones ahora son otras. El itinerario se vuelve intenso y no puedo evitar sentir que vamos de pasada de lugar en lugar. El esfuerzo por comprender el funcionamiento, la gente y el paisaje de cada destino es mayor que antes y se convierte en un verdadero desafío. El poder de síntesis debe ser mayor.

Como hablar de Liverpool luego de solamente una noche más algunas horas ahí. No me creo capás de escribir sobre su gente ni sobre sus costumbres sino que solo me limitaré al paisaje y a la extraña y agradable energía que aquí se genera.
Construcciones muy antiguas y en muy mas estado decoran las afueras de la ciudad a la cual se accede a través de amplias calles en donde grandes canteros dividen el transito. Hacia el centro, la modernidad salpica y se hace presente en medio de lo más antiguo sin sacarle a éste el protagonismo que caracteriza al paisaje. Adoquines, ladrillos y casas muy apretadas conforman zonas aisladas entre sí por grandes avenidas en donde se ubican catedrales, teatros y museos haciendo que la ciudad cambie de forma constantemente.

Bastó con caminar un rato, sin rumbo por las calles para notar el orgullo por el fútbol y la música. Claramente The Beatles dan identidad al lugar que se saca las ganas y coloca sus caras por todas partes. No es para menos.
Remeras, stickers, pins, parches, afiches, nombres, comercios... todo tiene relación a la antigua banda que supo da vida al lugar.

Matiolo

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