Pasaron varios días, los tiempos
volaron y los momentos de tranquilidad se hicieron invisibles.
Finalmente encontré un espacio...era
necesario registrar con palabras lo más lindo, a mi criterio, de la
cuidad de Boston.
Fue muy breve pero no me dejó esa
sensación. Que bonita cuidad.
Es cierto que la gente se muestra más
desinteresada que en Manhattan pero cierta frialdad muchas veces me
hizo sentir muy bienvenido.
Aquí se ven personas muy diferentes a
lo que veníamos acostumbrados, nativas, ya no estamos frente a una
cuidad cosmopolita y eso me deja ver ciertos lugares definidos por su
propia gente y no por el sistema extremadamente consumista que antes
predominaba.
Las distintas vistas hacen del lugar
algo muy variado, natural en general, pero con una fuerte presencia
artificial, como en toda gran cuidad.
Se respira aire fresco, incluso
sumergido entre los grandes edificios.
Solamente dos días estuve en Boston y
fue suficiente para hacerme sentir que conocí gran parte de la
cuidad y sus costumbres. No se vende alcohol luego de las 22.00, no
se fuma a menos de 15 metros de cualquier fachada, a menos que estés
en constante movimiento. Los conductores dejan cruzar a los peatones
incluso cuando tienen luz verde, no hay basura en las calles, todos
son muy ordenados y el respeto parece ser uno de los valores más
inculcados. La única identificación válida para un extranjero es
el pasaporte. El alcohol no tiene nada que ver con la edad, podes
tener 50 años pero si no tenes identificación no te venden.
Estrictamente.
Me sorprendió, y ahora veo, como su
gente se adapta al clima de una forma increíble.
Mientras yo hacía
malabares y ponía en práctica todas mis combinaciones de ropa
abrigada (remera + buzo
+ campera; remera
+ remera +
buzo + buzo;
remera + remera +
buzo + buzo
+ campera; remera
+ remera +
buzo, ¡esa mañana me olvidé de la
campera!) llegando así al máximo de mis recursos, la gente pasaba a
mi lado vestida como cualquier montevideano se vestiría en un cálido
día de primavera.
¡Menos mal que es primavera!
Y ahora me pregunto si todo esto tendrá
algún tipo de relación. Si el clima define al tipo de gente, o
viceversa (aunque dudo de esto último). Resulta que mis cuestiones
se ven ahora aun mucho más enredadas al recibir la sonrisa más
cálida, en una de las tardes más frías. Claramente una excepción ya que fue la única sonrisa que me devolvieron durante toda mi
estadía. Los gestos son más simples de interpretar por estos
lugares.
El día se pasa volando y me hubiera
gustado contabilizar metros, cuadras, kilómetros... no fue necesario
ningún otro medio de transporte más que mi mismo.
Caminar Boston,
cruzar el puente, caminar Cambridge...
Caminar Cambridge, cruzar el
otro puente,
caminar Boston...
terapia que volvería a repetir.
de mas, las fotos cada vez mas pro!
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