16.04.2012. Sin lugar a duda, Central Park.
Hoy logramos encontrar nuestro lugar
dentro del parque, a lo que estamos acostumbrados o buscamos
acostumbrarnos. Aquí si se puede pisar el pasto, que mantiene una
textura suave, fría pero cálida al mismo tiempo. Aquí si se puede
descansar, disfrutar del paisaje, que se muestra natural en primer
plano y extremadamente artificial a lo lejos.
Marcada personalidad... como las
chicas, que logran combinar tacos con infinitas prendas, y
monumentalizarse. O como los morenos raperos, que aceptan cualquier
limosna por copias de sus discos.
Aquí el aire es fresco, las
velocidades cambian, todo es más distendido a mi alrededor... y a
uno le vienen ganas de escribir...
También de caminar... y así pasamos
un gran rato recorriendo caminos dentro del parque.
Por momentos eran grandes avenidas, con
cebras y semáforos; intermitentemente aparecían pequeños senderos
de tierra, en donde el ruido de la naturaleza callaba al zumbido de
la gran cuidad.
Estuvimos en varias películas,
puentes, rocas, verdes, rosadas. Por momentos romántico, por
momentos macabro. Gran variedad de paisajes se generan a lo largo y
ancho de un parque tan grande que merece dos o tres días enteros
recorriendolo.
El sol se ocultaba lentamente... era
momento de ir a por la última noche en Manhattan.
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