Me encontré con un lugar totalmente
diferente a lo que conocía, opuesto. Ya desde la llegada al
aeropuerto, parecía la terminal vieja de colonia, sin servicios, la
visa la tramitamos en el momento, había 4 o 5 puestos para el
tramite de los cuales solo uno estaba abierto...
Nos esperaba un bondi, media hora hasta
el hotel, de camino la realidad de Kathmandú, pobreza,
construcciones a medio hacer eran las viviendas, escombros, el
transito una locura, los chinos un poroto, acá si se usa la bocina,
una mano en el volante y la otra en la bocina, los semáforos no
existen.
La dinámica fue de excursión, bondi
todos los días a puntos ya pautados...estuvo muy bien, nos llevaron
a lugares que me voy a quedar para siempre, plazas repletas de
templos, vendedores ambulantes, vacas...viajé en el tiempo.
Vi colores que nunca había visto, por
lo menos así combinados, todo se conjugó para hacer de ese lugar un
punto destacado del viaje, un antes y después de pasar por ahí...
Pablito
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