Aquí los occidentales no son tan bien
recibidos, yo creo que nos ven como una especie de seres a los que
hay que venderles lo que sea. El regateo es la única interacción
que logré tener y gracias a una calculadora que fue mediática.
Espero no malacostumbrarme.
Las cosas valen la impresión que
genere tu cara y casi siempre termina costando un cuarto. ¿Habrán
perdido el orgullo? Probablemente todo sea más barato que lo barato
que es para nosotros.
Recuerdo un libro que leí hace un
tiempo, “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, el cuál recomiendo, y
por momentos, la indigencia y la desvalorización me recuerdan a todo
lo que Huxley dejaba por fuera de ese “mundo feliz”.
Ésta es mi vaga introducción a la
capital de un país enorme que todavía no logro entender, en donde
unos pocos pesos son tan codiciados que cambian las formas, en donde
de seguro no se roba por miedo en vez de por honor.
Todos, creo yo, supimos tener la
versión china de algo un poco mejor mientras que aquí saben tener
la versión china de la china... y la china de la china de la china.
Matiolo
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