¡Hola! Tuve ganas de escribirte.
Me estoy quedando en una playa muy
pequeña, su nombre es “Kata Beach” y está ubicada al suroeste
de la isla de Phuket, Tailandia.
Clima tropical, mucho calor y humedad
en plena temporada de monzones. Hoy logré escuchar a la naturaleza
con más claridad que nunca.
El paisaje desde la arena es
paradisíaco. Palmeras a mis espaldas con mucho verde a su alrededor.
En el horizonte, el mar y el cielo nublado que de a ratos deja asomar
al sol, enmarcan un gran morro tupido de flora que surge del agua y
hace aun más exótico al entorno. A los costados, rocas y selva. Se
escuchan quién sabe que cantidad de animales. Predominan aves.
Almuerzo tailandés frente al agua
cambiante. Muchísimas olas en todas las direcciones y fuertes
corrientes hacen que no logre meterme mucho más allá de las
rodillas.
Me gustaría saber con claridad que
color tiene el mar pues siento que varía según como le pegue el
sol. Lo que si puedo asegurar es que es una perfecta combinación de
espuma y transparencia; y la arena revuelta cuando las olas explotan
hacen mucho más violento su mensaje.
Resulta que me encuentro contemplativo,
sentado frente a todo eso que se me cae encima y me cuesta describir.
De repente los sonidos cambian. El tono del mar. Vientos muy fuertes
llegan desde la costa. La gente un tanto alterada comienza a salir
del agua. Unicamente los locales sabían lo que hacían. Los pájaros
se alejan rápidamente todos juntos. El morro desaparece y se vuelve
gris. La naturaleza hablando. El cielo se quiebra en lluvia
torrencial. Gotas enormes. No frías. En grandes cantidades caen casi
que horizontalmente. Pegaron tan fuerte que hicieron doler. Todo se
volaba y todo se mojaba.
20 minutos después... paró y calmó.
20 minutos después... estaba
completamente seco.
La gente, el paisaje, paradisíaco,
distinto y exótico, hacen que te recuerde.
Las telas, colores, gustos, las
calles...
El clima, las luces, sonidos. Te siento
presente.
Hoy sentí a la naturaleza amenazante y
cumplidora que me hablaba.
No solo me dijo que venía una furiosa
tormenta.
Saludos!
Matiolo
que lindoooo!!!
ResponderEliminarjajaja...Eso mismo dije y, de esa misma forma, cuando entre en la playa una horita después de haber llegado a Kata Beach...jajaja
ResponderEliminarAbrazo Marce!