Este país, tan grande y variado, sin
duda alguna supieron surtirse de climas y escenarios para todos los
gustos y algo que es seguro, a cada rincón que vayas, por más
aislado que estés, tendrás una bandera flameando.
En lo personal, creo tuve suficiente de
un país hermoso que sabe tener sus momentos oscuros, sus gracias y
su frialdad, su nacionalismo y su estupidez... su calidez y su
naturaleza.
La emoción que me genera cruzar a
Japón hace que este lugar ya no sea del todo deseado.
Hoy será un día de espera, aprontes,
conclusiones, imaginación.
Mañana... tiempo de viajar en el
tiempo.
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