Finalmente luego de un día entero de
viaje estoy en la cuidad de Osaka, más exactamente escribiendo desde
mi pequeño cuarto. En este momento son las tres de la mañana
mientras que trato de imaginar Montevideo a plena luz del día. En lo
personal esperaba un choque cultural y justamente eso sucedió solo
que a mucho mayor escala.
Creo estar viviendo la versión
japonesa de lo que conocemos como hostel aunque aquí se le da otro
uso, es estrictamente de paso y sinceramente, están un paso
adelante.
Mi cuarto es del tamaño de la cama,
sin ventanas, con una pequeña ventilación que parece ser
suficiente. Una repisa, dos huecos en los cuales no se que podría
apoyar, un pequeño espejo circular, algo que sale de la pared de
plástico y parece ser lo indicado para golpearse cuando te
despertás, un pequeño esquema del edificio acompañado de un
instructivo con traducción al español, o esa era la idea, y una
pequeña televisión es todo lo que se logra ver desde muy fino y
duro colchón. ¿Arroz dentro de la almohada? No estoy muy seguro
pero todo se siente muy oriental.
Fuera de mi cuarto la valija y lockers
con diferentes funcionalidades. Lockers para bañarse, lockers para
los zapatos, lockers para cargar el celular o la computadora, ahora
que lo pienso: la cápsula sería un locker también pero para
humanos; se fuma dentro del edificio, por un momento respiré el
mismo aire que solía respirar en boliches de Montevideo, hace mucho
tiempo.
Cepillos de diente descartables y con
pasta incluida, duchas sin separaciones y banquitos, se bañan
sentados, toallas por todas partes, muchos uruguayos tratando de
retener procesos, hidromasajes colmados de japoneses desnudos al
igual que el sauna, sectores masculinos, otros femeninos, todo es
ordenado y no se mezcla.
Resulta que la cama dura y la almohada
rellena de algo que todavía no descubro lograron hacer que en pocas
horas me sienta muy descansado. Todo una experiencia, una forma
extraña de compartir fuera de la capsula seguida de un cómodo
aislamiento una vez dentro luego de bajar la cortina de un material
que lo único que logra es que no se vea a través de ella.
Creo lograron un buen equilibrio entre
el interior, simple, minimalista y con poco espacio; y el exterior,
conformado por rampas, pasillos y escaleras que llevan a cada uno de
los sectores haciendo del hotel un lugar complejo pero que no deja de
ser muy fácil de recorrer.
Salimos a caminar... todo es exótico,
extremadamente distinto. Grandes avenidas y otras totalmente
opuestas, tranquilas y llenas de luces, colores, dragones, locales
que te invitan a entrar a diversos lugares: restaurantes, boliches y
algo un poco subido de tono también.
La gente se muestra simpática, si les
clavas los ojos a los suyos saludan sonrientes, son muy creativos a
la hora de vestirse, me gusta.
Parece que aquí disfrutan de ser
exóticos aunque me hacen sentir al revés. Son capaces de combinar
colores que no imaginaba fuera posible aunque debo reconocer que sus
figuras colaboran y mucho.
Rayas, círculos, medias por arriba de
las rodillas, polleras cortas pero no ajustadas, algunas si, peinados
realmente llamativos. Creo que la clave es resaltar la silueta, lo
logran perfectamente.
Matiolo
Estoy acá, leyendo, metida en una cápsula!
ResponderEliminarBesos querido!
Jajajaja gracias por leer Pato! Lo bueno de estar en una cápsula es que después de un rato salís!
ResponderEliminarUna abrazo enorme querida!