En poquitos días tuvimos la
oportunidad de conocer varias ciudades dentro de los alrededores de
Osaka y sinceramente se nos pasó volando. La gran diferencia
cultural, la gente, el paisaje, todo es extremadamente nuevo, todo se
intenta absorber y todo quedará grabado en la retina. Mientras
Pablito duerme me tomo el atrevimiento de decir que nos da mucha
lástima abandonar esta cuidad pero nos emociona enormemente saber
que la cambiamos por Tokio.
La expectativa es cada vez mayor y el
no saber con que nos vamos a encontrar le da un gustito riquísimo,
mucho mejor que los platos que se comen por acá.
Lo que queda: Shinkansen (tren bala)
con nosotros, directo a Tokio, con un tema que no deja de sonar mi
cabeza...
Matiolo
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