Pasamos casi dos días en auto, fue más
que una buena idea. De Las Vegas a Bishop, un pequeño pueblo en la
montaña, el paisaje logró deslumbrarme.
Casi cinco horas divididas en dos
tramos muy diferentes. El primero, desierto. No se lograba ver otra
cosa que no fuera tierra amarilla y alguna vegetación del mismo
color, reseca por el sol, acostumbrada a la carencia de agua. Por
momentos asomaban grandes rocas que formaban montañas enteras, éstas
si carecían totalmente de vida y nos separaban de centros militares
que quedaban al descubierto solo en los mapas que traíamos con
nosotros. El suelo cada vez más seco, más amarillo, por suerte
teníamos nafta en el auto, y mucha agua.
El segundo tramo fue más progresivo.
Doblamos a la izquierda, hacia el Oeste, y el paisaje comenzó a
transformarse, ahora había un poco de verde, las rocas corrugadas y
con vegetación.
La carretera comenzó a recortar
montañas, aunque no estoy seguro de que cataloguen como tales; el
camino era cada vez más angosto, curvas sinuosas y una gran cantidad
de subidas y bajadas. Por momentos parecía una montaña rusa. A lo
lejos se diferenciaban hasta siete capas de grises, uno por cada
montaña, que debíamos cruzar. De oscuro a claro las montañas
componían un horizonte que explotaba en el cielo generando un
degradé que ascendía desde blanco puro a un celeste muy brillante,
ni una sola nube.
Curvas cerradísimas impedían movernos
con velocidad pero poco importó, aun teníamos varias horas de luz
solar. De Nevada a California, del desierto al bosque, todo un primer
día de paisaje infinito.
Subidas y bajadas nos mantenían
divertidos mientra trataba de imaginar como lograría transmitir la
inmensidad de lo que estábamos viendo.
Dos carriles para cada lado, luego uno,
luego medio o uno mixto mejor dicho. Atravesamos una roca entera
compartiendo carril con los que iban hacia el Este. De todas formas
nos cruzamos con un solo auto en todo el camino.
Sin duda que ese día será de los que
no se borrarán de mi cabeza, aun puedo visualizarlo. Comenzamos a
subir, no demasiado en comparación con lo que vendría al día
siguiente, bandadas de aves aparecían por delante, bien a lo alto, y
desaparecían por detrás... estábamos cambiando de clima. La
vegetación hacía rato ya que era verde, tupida. El aire era nuevo,
puro, sin basura, fresco por la noche, que caía lentamente.
El estómago se revolvía al subir y
bajar, se sentía la presión en los oídos que ya no sabían como
reaccionar, y en la cabeza, que apretaba para luego aflojar. Y los
ojos bien abiertos que estaban presenciando, a mi criterio, la ruta
más pintoresca hasta el momento.
Finalmente se había tranquilizado,
grandes rectas ya en la cima, estábamos entrando a Bishop,
estereotipo de tierra de cazadores y pescadores de paso hacia un
lugar aun más alto, lleno de naturaleza y mojado.
La carretera se hizo calle durante todo
el largo del pueblo que ocupaba unas diez cuadras, exagerando un
poco. Dormimos en la cuidad, que se acostó mucho antes que nosotros.
Descansamos.
Partimos nuevamente al mediodía,
pasados de la hora del check out, disimulando como que nada extraño
estaba ocurriendo, bien a lo uruguayo, era normal en nosotros llegar
tarde a todos lados.
Tuvimos que cambiar el plan de
recorrido varias veces. Tres para poder tener suerte en la cuarta.
Resulta que muchas carreteras se
encontraban cerradas a causa de la nieve. Nuestra primera intención
era cruzar el parque Yosemite de Este a Oeste a través de una
pequeña carretera.
“Closed Road”.
Seguimos hasta la próxima
opción...“Closed Road”.
Y seguimos... “Closed Road”.
Terminamos cruzando las montañas por
la cuarta opción ya al norte del parque y así fue que estuvimos
otro día entero arriba del auto.
Esta vez los paisajes eran muy
distintos. Mucho verde, mucho. Sin duda que era tierra de granjeros.
Rutas abiertas, tránsito, no demasiado
pero se sentía su presencia, zona de policías que vigilaban
constantemente el tránsito.
A medida que avanzábamos comenzamos a
subir y esta vez si que era alto. Recuerdo haber llegado a los 7000
pies.
El paisaje era magnífico, de cuando en
cuando aparecían pequeños letreros con la inscripción:
“Scenic View”.
Desde arriba se veían valles enormes,
enterrados entre tantas montañas que desde arriba era la única
forma de verlos, llenos de verde. Canales de agua en forma de rápidos
nos acompañaban de a ratos contrastando con las grandes rocas que se
presentaban del lado opuesto de la ruta. Las curvas comenzaron a
cerrarse y de a poco se volvió en forma de zig zag con grandes
pendientes.
¡Ahora si estábamos subiendo! Al
principio, la nieve en lo más alto de las montañas formaban un
paisaje hermoso, de esos que te hacen respirar profundo y te
maravillan a cada segundo. Al final, nosotros eramos parte de ese
paisaje. Las curvas algunas veces alcanzaban los 180 grados y nos
hicieron subir tan alto que se lograba ver todo el paisaje desde
arriba.
La noche comenzaba a caer, habíamos
logrado cruzar las montañas y por algún motivo, nos encontramos
perdidos. De a ratos el verde se comía a las calles y a nosotros con
ella. Grandes árboles, algunos pinos quizás, ahora tenían nieve a
sus pies.
Recuerdo especialmente un lago
congelado de donde nacía una montaña.
Yosemite era nuestro destino y aun
estábamos lejos. Queríamos parar, basta de auto, necesitábamos
respirar del aire que habíamos tomado en lugar del de Las Vegas que
claro está: era perfume manufacturado.
Comenzó a caer la noche y ahora lo
importante era encontrar donde dormir lo más cerca posible del
parque. Luego de cruzar montañas enteras nos fue necesario volver a
ellas, resulta que hay pueblos independientes instalados en esas
zonas y formaban parte de las mejores opciones que teníamos.
Cayó la noche y nosotros seguíamos
navegando muchas de las curvas más cerradas que vi, en el medio de
la nada, sin luces en el camino, nos movimos lentamente en busca de
un motel.
Recuerdo parar en moteles tan
solitarios y sin huéspedes, tan lejos de cualquier cosa y tan cerca
de hacerte creer que si te quedabas no ibas a contar la historia,
decidimos seguir
Fue así como llegamos a Mariposa, un
pueblo que nos deja a unos pocos kilómetros del parque,
Más grande que Bishop pero no tanto.
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